A todos nos interesa saber cómo van las cosas en el mercado inmobiliario. ¿Cómo está evolucionando el mercado, y cómo le está afectando la situación sanitaria?
Hasta mediados de marzo cuando se produjo el confinamiento, el mercado funcionaba con normalidad, y se estaban estabilizando las subidas que se habían producido en los últimos trimestres. Cuando llegó el confinamiento, la actividad quedó totalmente paralizada durante 2 meses, hasta mitades de mayo, donde nadie sabíamos cómo iba a responder una vez abierto.
Durante los siguientes meses ha habido un repunte muy importante de la actividad tanto en compraventa como en alquiler de vivienda. De hecho, la bajada debido al parón de 2 meses prácticamente se recuperó durante el verano,
En parte sí, pero hay más factores. Lo primero es que aunque las inmobiliarias estábamos cerradas, los inmuebles en la web seguían anunciándose, por lo que las personas interesadas tenían mucho tiempo para verlos, y se acumularon muchas visitas pendientes para la reapertura. Como ya he comentado otras veces, la demanda sí que se ha centrado sobre todo en inmuebles con zonas de expansión, jardines o terrazas, y más grandes, para poder montar un despacho, lo que ha hecho que se amplíe el radio de búsqueda y que la gente esté dispuesta a ir a zonas más alejadas de las ciudades, aunque no más lejos de 15 ó 20 minutos en coche. Por otro lado, hemos detectado que hay una parte de la demanda que se ha acercado al inmobiliario como inversión, ya que lo consideran un activo más seguro que otros productos financieros que han tenido mucha volatilidad.
Ya veníamos de un mercado descendente en demanda, al menos en ciudades medianas o pequeñas, y la crisis sanitaria ha agravado su situación. El cambio de hábitos de consumo como las compras online, las restricciones en hostelería y el teletrabajo, ha acelerado la crisis que ya tenía. Lo que estamos viendo es que los locales prime, en las zonas más comerciales de la ciudad o de sus barrios, siguen teniendo tirón, pero el resto, que es más de un 90 %, tiene unas perspectivas complicadas. Muchos locales que cierran ya no vuelven a abrir, agravando más el problema. En alquileres también estamos viendo bajadas de precio y renegociaciones de precio con los propietarios de los locales, ya que la renta depende directamente de la actividad económica.
Los precios hasta ahora se han mantenido, si bien las viviendas que no tienen un atractivo especial, o sea, viviendas antiguas, en un barrio de las afueras y para reformar, no tienen demasiada demanda, por lo que están ajustando su precio. Es pronto todavía para ver su evolución, en 2 ó 3 meses podremos dar más información.
Nuestra opinión es que si la pandemia se hubiera parado después de la primera hora, la actividad económica, la confianza, y por lo tanto el mercado inmobiliario se hubiera comportado muy bien. Sin embargo, la incertidumbre ahora mismo es muy alta, y no cabe duda que el mercado se va a ver afectado. Un consejo para un vendedor es que si le corre prisa vender, que se anticipe bajando precio y poniéndolo atractivo, por lo que pueda pasar.