A la hora de vender una vivienda heredada hay una serie de pasos que seguir y que hay que tener en cuanta para que la operación llegue a buen puerto.
Lo primero de todo es hacer la aceptación de la herencia ante notario. Para ello hay que contar previamente con el certificado de últimas voluntades para conocer si se había realizado testamento.
Aquí deberíamos asesorarnos bien sobre el valor de aceptación, ya que esto incidirá en la fiscalidad que tengamos cuando vendamos. Si no se está seguro se puede solicitar una valoración a un profesional, o consultar el importe mínimo que tiene asignado por decreto cada vivienda de Navarra en función de la zona en la que se encuentra y sus características.
Es un paso importante, de hecho, hay veces que podemos comercializarla antes de la propia aceptación y hacer la aceptación y la compraventa en el mismo acto, aunque nuestra recomendación es haber realizado antes todos los trámites de aceptación y su correcta inscripción en el Registro de la Propiedad para evitar cualquier problema.
Pero este no es el único requisito. Para poder vender todos los propietarios tienen que estar de acuerdo
Efectivamente, a veces no hay una buena relación entre los herederos si es que hay más de uno, o no están de acuerdo en el valor de venta.
Aquí lo recomendable es asesorarse bien con un profesional para tener toda la información. En A10 Inmobiliaria podemos hacerles una valoración de mercado para que puedan decidir mejor.
Claro, o que incluso quieran comprar el inmueble al resto de herederos. De hecho habría que ofertarlo al resto de herederos, pues ellos tienen un derecho preferente de compra frente a un tercero, siempre que sea en las mismas condiciones, claro.
Cuando el inmueble es de varios propietarios cada uno de ellos posee lo que se conoce como proindiviso. Esto es, tiene un porcentaje de propiedad, que puede venderse a un tercero.
Normalmente en viviendas no, pues conlleva una serie de problemas que hace que no sea interesante, salvo que su precio sea muy bajo.
Si se da este caso, lo mejor es ponerse en manos de un buen abogado, que indicará los pasos a seguir. Lo mejor sería llegar a un acuerdo amistoso, pero si no se consigue habría que ir a la vía judicial, que podría terminar con la subasta del inmueble, o con la obligación de venta a un tercero que se presente. El problema de esta solución suelen ser los plazos y los gastos que conlleva.