Cuando se vende un inmueble y hay una derrama comunitaria pendiente o se va a efectuar dicho pago, siempre está la duda de a quién corresponde hacerle frente. A veces se genera conflicto, porque cada una de las partes piensa que quien tiene que pagar es la otra. Hay ocasiones que las cantidades que son cuantiosas y que resulta un desembolso importante.
Hay un aspecto clave que es la fecha en la que se aprueba la derrama, el día en el que la comunidad de vecinos acepta y donde se decide cuando se va a empezar a pagar. Y otra, cuando realmente se produce el devengo, que es la fecha exacta de pago.
Realmente, pese a lo que la mayoría de las personas piensan, la fecha que cuenta es cuando se debe empezar a pagar. De este modo la persona que sea propietario en ese momento es quien debe hacer frente a la derrama.
La parte que ha ido pagando el propietario anterior hasta el momento de la venta está bien pagado, le pertenecen a él. Pero en el momento que se firman las escrituras y se entrega la vivienda, corresponderán todos los pagos que vengan después al nuevo propietario.
Es habitual ver este tipo de anuncios, es una cuestión comercial. Hay quien piensa que si hay una derrama pendiente, para que su piso se venda antes o mejor pone que esa derrama va a quedar pagada. Pero esta situación puede generar problemas, ya que podemos encontrar conflicto a la hora de cobrar una posterior subvención ¿a quién se le abona? Porque realmente será a quien sea el propietario en ese momento. Por eso se suele pactar el reembolso de esa subvención al anterior propietario. También se generan problema fiscal a la hora de declarar las subvenciones.
Nuestro consejo es valorar la vivienda en el estado en el que se está y se especifique las mejoras que se van a hacer y el coste que va a conllevar. La persona que se interesa por la vivienda debe ser conocedora del gasto al que va a tener que hacer frente. De esta manera se evitan los engaños.
Muchos propietarios deciden poner a la venta la vivienda antes de que se empiecen a realizar los cobros de la derrama, por no poder pagarla. Para los compradores puede ser positivo ya que se van a realizar mejoras, que, además, la mayoría son susceptibles de subvención y revalorizan el coste que han tenido por su compra. Por lo que una derrama puede resultar beneficiosa.