Nuestra compañera Amparo ha vendido una de esas viviendas que marcan. No por el piso, ni por la venta, sino por las personas implicadas, la familia que recibió la vivienda en herencia. Como ella dice,
“ha sido muy gratificante, porque me ha permitido descubrir a unas maravillosas personas con muy buena predisposición. Todo el mundo ha colaborado para hacer el proceso más sencillo.”
Decidieron crear un grupo de WhatsApp para comunicarse más fácil y rápidamente. Pedir una documentación o concertar una cita cuando son varias las personas implicadas en una operación a veces puede ser un poco lioso, y ¡qué decir de coordinar una firma en notaría y compatibilizar horarios! En una herencia es habitual que intervengan muchas personas. Pero este tipo de comunicación facilitó las cosas.
Sin embargo, el grupo de WhatsApp tuvo un papel más allá del eminentemente práctico. Se convirtió en un fortalecedor de la relación de Amparo con la familia.
Una vez firmadas las escrituras en notaría, seguía sintiendo que esta no era una herencia ni una venta normal y corriente. Ella se sintió muy cerca de la familia, fue partícipe de sus sentimientos y emociones en muchos momentos, les comprendió y se sintió muy querida. Eso ella lo llevaba tanto dentro de sí como a flor de piel. Al vender la vivienda de su madre y abuela, esta familia había retrocedido al pasado y recordado los buenos momentos vividos en ella con sus seres más queridos y lo plasmaron con palabras tan bonitas como las de José Antonio:
“Gracias ABUELA, hoy hemos recogido un pequeño obsequio que nos dejaste y me ha recordado, cuando corríamos mis hermanas y yo a tu casa el día de reyes magos y nos dabas la paga y una bolsita de caramelos. Siempre serás mi ejemplo a seguir, te quiero mucho y dale un beso a mi MADRE, que sé que está a tu lado y dile que os echamos mucho de menos y que la quiero mucho y que lo más grande que hay en este mundo es una MADRE… Gracias por todo.”
O las de José sobre su madre:
“Este océano se queda pequeño para decir todo lo que has hecho por todos nosotros. Ya sé que nos seguirás protegiendo como has hecho siempre. Espero verte algún día.”
Estábamos en la oficina cuando vimos humedecerse los ojos de Amparo al leerlo. Enseguida nos lo mostró al resto de compañeras y nos contagió sus lágrimas de emoción. Vender una casa heredada, con tantos recuerdos, vivencias y experiencias como contiene es un proceso duro, pero a la vez es un bonito camino de despedida, en el que revivir lo mejor que nos dieron estas personas en vida, en el que recuperar detalles escondidos en nuestra memoria y volver a sentir su presencia pasada en nuestras acciones y cualidades presentes.
Acompañaros en este camino, vivirlo a vuestro lado y allanar cualquier inconveniente que pueda surgir es nuestra verdadera vocación. Desde este blog con artículos como "Aceptación de Herencia: ¿por qué tengo que hacerlo y cómo?" a el acompañamiento en cada paso del camino, nos esforzamos por daros las mejores experiencias. Amparo es una profesional no porque venda mucho y bien, sino porque escucha, siente y se emociona y a partir de esa empatía prepara todo lo necesario. También la familia de Manuela lo vio así y se lo quisieron agradecer con estas palabras:
“Tienes mi confianza porque desde un principio todos nos hemos desahogado un poquito contigo y tengo claro que lo que te hace grande no son tus ventas, sino tu manera de ser. Gracias a ti por tu dedicación.”
Y claro, otra vez en la oficina se nos ponían los pelos de punta.